lunes, 17 de octubre de 2011

El Libro de los Culitos y el Libro de los Bebés

Juan es un niño morenito, que tiene más o menos la misma edad que Falu y al que además le pasan las mismas cosas, qué casualidad. Justo ahora está aprendiendo a usar el WC y nos lo cuenta hablándonos de todos los tipos de culitos que hay en el mundo:  los de las jirafas, que son finos, los de los ratones que son pequeños, las cebras, que los tienen a rayas...




Y además la mamá de Juan tiene una barriga gordota y él está apunto de convertirse en hermano mayor.Y para contárnoslo, Juan se fija otra vez en la naturaleza: bebés de ratón que nacen sin pelo, bebés que nacen peludos...bebés de todas las formas y especies. Lo he comprado hoy, el lunes lo empezaremos a leer por las noches.



Son de la editorial SM podemos encontrar también "El Libro de los Abrazos" y "El Libro de las Buenas Noches", y rondan los 9,50€, depende de la librería.


Me estoy dando cuenta de que hace un tiempo a Falu ya no le gustan tanto los cuentos de imágenes y palabras, ahora le gusta que tengan un poco de argumento, le gusta sentirse identificada con las historias y los personajes. De hecho, uno de sus favoritos es uno en el que cuenta la historia de la familia Barbapapá, y hay una imagen en la que los 7 retoños de esta feliz pareja la lían parda a la hora de comer. Y es que se tiraría horas y horas viendo cómo uno de ellos come con las manos, el otro rompe un plato, el otro se cae de la silla...y se parte de la risa. Estamos creciendo, sí señor. (de este no pongo foto, que aún me queda un poco de vergüenza del post anterior, cuando encuentre el escáner la pongo)


Me voy a hacer maletas, porque me he convertido en una mujer previsora, y aunque esto lo leáis el lunes, lo estoy escribiendo hoy viernes. Y nos vamos dentro de un rato a la montaña con unos amigos.

¡Buen fin de semana!

viernes, 14 de octubre de 2011

Pues Mamuts

Sí, ya está decidido. La fiesta será de Mamuts. Para empezar he creado unos personajes que serán los protagonistas de la fiesta. Y a partir de ahí haremos las coronas, los carteles de la comida, las etiquetas de las botellas, servilleteros, etc.: son Falulut, Bielut y Bertut, los pequeños Mamuts.


Ayer me pasé la mañana dibujando Mamuts. Madre mía, esos elefantes peludos con cuernos retorcidos son dificilísimos de dibujar. Y más para una profana en esto de la ilustración. Al final y después de muchos intentos bastante chungos, me decidí por hacer esto que os pongo abajo. Con los cuerpos ya no pude. Las fotos son guarrillas, lo sé. Las hice con el teléfono, porque aún no están escaneadas.  Y el escáner está... está... está... Oh, cielos, odio las mudanzas.

De nuevo, pido perdón por la calidad de la imagen

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Patos y tortugas o Mamuts?

Mariona tiene una "cuadrilla" compuesta por tres personajes (¿Una cuadrilla de tres? Pues sí). Una es ella, claro. La otra es Berta, a la que conocemos desde que nació, porque lo hizo en el mismo hospital y el mismo día que Falu. Y el otro es Biel: un pequeño Corleone bastante pacífico hasta que le chinchan, actividad por cierto que a Mariona le encanta. Y además es que lo hace súper bien. 



Total, que hace nada ha sido el cumple de Biel, y ¡hay que celebrarlo! Aprovechamos también para hacer la fiesta de las niñas, que, al coincidir el mismo día y en pleno verano, no habían podido celebrarlo juntas. O sea que fiesta a la vista. Toca ponerse a pensar, y eso es lo más difícil. 

Lo que más les une a estos tres bichos es el Parque de la Ciutadella en Barcelona. A mí me pilla un poco lejos, pero aún así voy todo lo que puedo, porque lo pasan pipa. En la zona de juegos hay una ludoteca fantástica, aunque últimamente lo que más les gusta es subirse al Mamut y dar la merienda (Galletas Tuc y otras delicias de LU) a los patos, ocas, gaviotas y tortugas del estanque. Así que me rondan estas dos ideas: o "Patos y Tortugas" (no me veo capaz de profundizar mucho más: todo lo que nada por encima del agua son patos, y por debajo, tortugas). O Mamuts. Voy a ir haciendo bocetos y los iré colgando, a ver qué sale y qué opináis, vale?

Este es el Mamut. Es mono ¿no?

De momento he hecho un pedido en Holalama Shop, para completar mi fondo de armario festivalero. Y es que hay algunas cosas que son tan innecesarias como imprescindibles. 

viernes, 7 de octubre de 2011

Una Superestar

Eso es lo que está hecha mi amiga Laura, de Mis trucos para educar, todo el día recibiendo premios. Y entregándolos, que para eso también hay que ponerse un vestido de cola (aunque sea de mentirijillas) y estar estupenda.

Y me ha dado uno a mí.

Gracias. Gracias, a la academia (de madres), y a mis amigas que no solo me quieren sino que me premian por ello, y bueno, no me quiero extender más, voy directamente a lanzar mi discurso de recogida, que consiste en contar siete cosas de mí.

Primera: Que me encanta mi vida, mi marido, mi niña, mi "Ferminico" y mi casa nueva, que es un hogar en toda regla. Aunque a veces, cuando lo veo todo muy rosita, me agobio.

Segunda: que me gusta vivir a mi aire. Quizá porque me acostumbré de pequeña. Me agobian mucho los compromisos adquiridos involuntariamente, las relaciones muy absorbentes. Por eso adoro a mis amigas de toda la vida, y a las nuevas. A las de toda la vida porque me conocen y me quieren como soy. Creo que, aparte de mi marido, han sido siempre las que mejor me han querido. Somos amigas desde el cole, y de eso hace mil años (como 20, qué fuerte). Con algunas he perdido un poco de fuelle, pero con otras lo he reforzado a lo largo de los años. Y es que hemos vivido muchas cosas juntas, me han ayudado tanto en los momentos más difíciles de mi vida, que no podría ser quien soy si no fuera por ellas. Y a las nuevas, pues lo mismo. Compartimos sin exigir, cada una a su ritmo, buscamos momentos para todo, nos apoyamos las unas en las otras, nos ayudamos, nos escuchamos entre cubos, palas y mocos. Nos vemos los viernes para desayunar. Y es delicioso.

Tercera: aunque en la misma línea, que me duele perder amigos. Hay gente con la que pierdes el contacto o dejas de tener cosas en común. Pero perder la amistad con alguien a quien querías mucho es una de las cosas más duras que te pueden pasar. O al menos es una de las más dolorosas que me han pasado a mí. Hace como 5 años perdí a una de las mejores amigas que he tenido nunca. Luego hicimos un poco las paces, pero nunca ha vuelto a ser lo mismo. Ni de lejos. Y es un tema que, tanto tiempo y vida después, sigue doliendo.

Cuarta: que soy un poco inconstante. Que me gusta empezarlo todo y luego no sé cómo seguir. Y me da mucha envidia esa gente que puede decir de sí misma "siempre acabo todo lo que empiezo". Bueno, me dan envidia si es verdad, claro.

Quinta: que soy muy sensiblona. O estoy. Que lloriqueo por todo, sobre todo al pensar en Falu y en su nuevo hermanito. Unas veces porque me da pena destronarla, aunque sé que es ley de vida, y que querrá mucho a su hermano, y que es mucho mejor tener hermanos que no tenerlos...pero me da pena destronarla. Qué queréis que os diga. Sí. Me da pena destronarla.

Y otras veces porque echo de menos a mi madre. Igual mezclo un poco las dos cosas, y es que creo que me he volcado mucho en mi relación madre-hija, precisamente porque echaba de menos mi relación hija-madre, y ahora es como si me lo fueran a quitar de nuevo. Sí, sí. Ya sé que no debería sentirme así. Pero qué queréis que os diga, es la verdad, y este es mi blog y mi premio y digo lo que quiero.

Y eso me hace lloriquear a su vez porque no quiero ser injusta con "Ferminico". O sea, que entre pitos y flautas... Más vale que soy una mujer de bucles y sentirme así le quita un poco de rosa al punto primero de este post.

Sexta: que soy un poco celosa. Y no lo sabía. 

Séptima: Que me estresa mucho pensar qué vamos a comer hoy.


Y ahora, tengo que  entregar yo los míos (Dios mío, ¿qué me pongo?)

-Le mando uno a Carme, de Cròniques de Segrev, a ver si de una vez por todas se da por aludida.
-Le mando otro a Missmanjolita, de Missmanjolita in wonderland
-Y el ulti, a Marta, de Recortables y Quimeras, aunque no es necesario que escribas 14 cosas sobre tí. Pero es que Laura me pisa los premios todas las veces!

jueves, 6 de octubre de 2011

Como el Guadiana

Lo sé, aparezco y desaparezco como el famoso río. Lo sé, mis cientos de miles de fans me echan de menos. Así que estoy de vuelta.

Las cajas que trajimos ya están deshechas, y las que nos quedaron por hacer en la otra casa (que no hemos cerrado aún) pues allí están. Tengo que hacer una escapada para recoger mis botas y algunas herramientas necesarias para hacer manualidades, las necesitaré pronto para un evento inminente en la terraza de casa. Pero no echo de menos nada más. Qué cosas tiene el consumismo. Compras y compras y compras cosas que parecen imprescindibles y luego te das cuenta no sólo de que no las necesitabas, sino de que vives mucho mejor sin ellas. Tengo cajones y armarios vacíos, y disfruto abriéndolos y respirando el olor a barniz y cola (¡ups!), disfrutando del espacio vacío. Me estaré volviendo loca, o igual es que los abro y cierro muchas veces. La verdad es que en esta casa se vive de maravilla: independencia, anonimato, el súper a la vuelta de la esquina, el mercado, la óptica de Falu, tintorería, una frutería estupenda que se llama Dylan, parques, autobuses, meriendas improvisadas... de maravilla.

Falu se ha adaptado muy bien a su nueva vida, la casa nueva le encanta, en el cole ya no llora mas que un poquitito al dejarla, y lleva desde el domingo sin pañal. Es una campeona. El domingo no hizo ni uno en su sitio, el lunes tampoco. El martes por la tarde hizo en el cole, y en casa, después de dos meadillas fuera del tiesto, acertó en el wc y hubo tal fiesta de pegatinas y aplausos, que el miércoles no se hizo encima ni uno solo. "No me he hagado pipí encima, mamío", decía toda contenta. Para las aguas mayores ha sido mano de santo. Bien es cierto que le ponemos en la leche unos polvitos que le ayudan un poco, pero se sienta y hace sus caquillas divinamente. Estoy contentísima por ella. Y por la madre práctica que vive dentro de mí. La madre ñoña está un poco afectada porque su bebé crece.

Y hablando de bebés que crecen, "Ferminico" va viento en popa. Y el embarazo va mejor, aunque me sigue doliendo un poco la espalda y ya he empezado a ser renniedependiente. Tengo un panzón considerable, y bueno, ahí voy. Bien. No me puedo quejar. Me preocupa un poco pensar en la logística y en cómo me las voy a apañar para que Falu no se sienta sola, la verdad es que a veces no sé si es ella que está enmadrada o yo afalulada, pero es un tema que, francamente, me preocupa. Me imagino que todas las que han tenido más de un niño se enfrentan a esto mismo. Seguramente la solución será más fácil de lo que me parece ahora. Pero a veces se me hace nudo. A todo esto, aún no sabemos si será niño o niña. En la eco de las 20 semanas, Papío, haciendo gala de su complejo de Baúl de la Piquer, estaba de viaje. Y no quise saberlo yo sola, así que le dije al ginecólogo que no me dijera nada hasta que no estuviéramos los dos. Y en esas estamos, esperando a la siguiente visita para empezar a organizar.

Y bueno, espero que ahora que internet va mejor y que ya estamos más adaptados a todo, mis apariciones sean más constantes... Ahora me voy, que tengo cientos de recados que hacer.

martes, 6 de septiembre de 2011

Confidencias

10:00 p.m. Habitación de Falula, niña metida en la cama, Mamío tumbada a su lado cantando "El Sapo Pepe".

Falu: Mamá, no me porto bien en el cole.
Mamío: ¿Y por qué no?
Falula: Porque lloro.
Mamío: ¿Lloras?
Falula: Sí. Porque quiero con mamá.

Ahora le encanta "Callup". Voy a ver si le compro un cuento que he visto en el que va a la guarde.



P.D: Por momentos tengo ganas de dejar de hacerme la chula y suplicar a Mary Poppins que venga a deshacer cajas.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Quién necesita ahora a la Poppins?

Vale, vale. Aún hay mucho por hacer. Pero el armario de las vajillas está limpito, colocado y ordenado: yo ya puedo vivir aquí.
Hemos dormido todavía en la casa vieja, pero hemos comido aquí, y hemos estrenado vasos, platos, sillas... Todos hemos estrenado sill: Falu su Stokke y nosotros las Saarinen recién tapizadas.

Estoy contenta.



El armario de las vajillas




La cocina




Papío en el sofá




La puertita mágica de Falu

Os gusta?

P.D: no pongo los signos de abrir interrogación ni exclamación porque escribo desde el móvil, y no tiene. Cachis.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Con un poco de azúcar, tiririririri...


Bueno, me he cansado de esperar a que Mary Poppins hiciera las maletas por mí. Corrijo: Papío se ha cansado de que esperase a que Mary Poppins hiciera las maletas por mí.

Hay que ponerse manos a la obra. Y hacer la mudanza. Me da toda la pereza del mundo, pero tengo que esforzarme por visualizar mi vida en la casa nueva, y no los cientos de cajas por hacer y deshacer.

Lo visualizo. Lo visualizo. Lo visualizo. Lo visualizo. ¿Lo visualizo? No, no lo visualizo.


Dios mío, ¿Dónde coño está Mary Poppins?


jueves, 1 de septiembre de 2011

Primer día de cole

Tengo el corazón en un puño.

Hoy hemos empezado el cole, en la clase de los Elefantes. Ayer fuimos a la reunión y cuando volví y le conté que su clase era muy chula, y que había conejitos, y una cocinita... empezó a dejar de decir que tenía miedo. Pero esta mañana, pobre, ha llorado como una madalena. Al menos se ha achuchado, sin dejar de llorar, eso sí, a la profe, que es la misma del año pasado y a la que quiere mucho.



Como me imagino que las redes estarán más que colapsadas hoy, y como no quiero sentirme peor de lo que me siento, me he comportado como una mamá adulta, y no he corrido a conectarme a la webcam de la clase. Pero tengo el corazón en un puño. A ver qué tal ha pasado el día (¿Por qué seré tan blanda, oh, cielos?)











¡Un premio! ¡Un premio! ¡Un premio!

¡Me han dado un premio! Yupi!

Me han llegado, a través de uno de mis blogs favoritos, no uno sino dos premios. Y lo que más me gusta es que estos premios entre blogeras son de cariño y complicidad. Y me encanta. Así que los recojo con una buena dosis de lo mismo.


Este primer premio me gusta mucho por varias cosas: Primero por el cuestionario, porque contestar a estas cosas me rechifla (cuando leo uno de esos que les hacen a las famosas en las revistas, yo me hago las mismas preguntas "¿Qué llevas en el bolso?: pues migas de galleta, siempre; El móvil y la cartera, casi siempre; y las llaves casi nunca. ¿Tus lugares secretos?...jiji. Me lo paso pipa). Y segundo, me ha gustado por la ilustración, pero otro día profundizaré en este asunto.




1. Una canción que te emocione y la razón: Pues depende mucho del día. Ahora me viene a la cabeza Nude, de Radiohead, porque sus primeros acordes acompañaron mis primeros pasos en esta nueva vida mía. O The Lucky One de Au Revoire Simone, que sonaba cuando nació Falu. O cualquiera de Armistice, que me trae a la cabeza un verano de relax. O...
2. País en el que te gustaría vivir si pudieras elegir, y el por qué: Justo hoy, en uno muy lejano. A veces Comunidad se confunde con Comuna. 
3. ¿Cómo te describirías con 5 adjetivos: Independiente. Cabezota. Cariñosa. Despistada. Sensible.
4. ¿Alguna vez alguien te contó cómo sería tu futuro?: Aunque lo hubieran hecho, no me lo hubiera podido creer. 
5. Un objeto importante para ti y por qué: Muchos y ninguno. Lo guardo todo, pero hace tiempo que aprendí que los objetos no te traen a las personas a las que echas de menos. 
6: Tu perfume favorito:  Juliette Has a Gun. 
7. ¿De dónde crees que viene la suerte?: Pues ni idea. Hay gente que la trae de casa. Otros, como yo, se la encuentran un día por casualidad. 



Y este otro premio también me hace ilusión, aunque no tenga cuestionario. 




Y ahora toca pasarlos, que también forma parte del premio. Laura, de Mis trucos para educar, que es quien me los ha pasado, me ha pisado dos de mis favoritos: el suyo y Recortables y Quimeras. Así que ahí van los míos:


1. Blog Holamamá: por la envidia sana y las ideas, por esa forma tan cercana de hablar y porque es uno de mis blogs favoritos. 
2. Fiestas y Cumples: por útil y bonito. Me encanta.
3. Diario de una mamá pediatra: porque fue uno de los primeros blogs a los que me enganché. Porque la confianza que transmite Amalia en el blog es la misma que te da cuando examina a tu hija en urgencias. Porque es cariñosa, amable y sencilla...
4. Compritas para los peques: divertido y útil, aunque casi siempre habla de gangas y mercadillos que me hacen morir de envidia porque casi todos son en Madrid. 
5. Me gusta ser mamá: porque es sencilla y directa, cuando lees parece que la conoces de toda la vida, unos días de buen humor, otros no tanto, unos días tiene prisa, otros tiempo para explayarse...
6. Cròniques de Segrev: Genial diario de Carme, aunque actualiza tan poco... 
7. Y cómo no, Kireei: inspiración y fuente de bucles infinitos pinchando enlaces. De las cosas más adictivas que me han pasado en esto de internet. 
8. Me habían dicho que lo pasara a 7, pero es que necesito uno más: Cupcackes a diario: hay que ver la pinta que tiene todo. Y además tiene la valentía de ponerse a dieta mientras cocina y cocina...





miércoles, 31 de agosto de 2011

Conciencia y ejemplo.

Ayer me llegó, gracias a mi querido Maestro Yoda, un enlace a una charla de un tipo que me impactó. Se trata de Joan Antoni Melé. Podría poner miles de enlaces a charlas y artículos, pero no hace falta, pones su nombre en Google y tienes más que de sobra para hacerte una idea de qué va el tema. La charla que yo vi en primer lugar se pronunció en el contexto de un foro de Espiritualidad. He de decir que al principio lo cogí un poco con pinzas, porque bajo la etiqueta de la "espiritualidad" a veces se confunden otras cosas con las que no comulgo, o que me resultan algo superficiales. Seguí investigando y escuché charlas en escuelas de negocios, intervenciones en universidades, bueno, en ámbitos muy diversos. Con esto quiero decir que no es un gurú espiritual. Se dedica a la banca. Pero resulta que este tipo habla del Mundo. Del Mundo real, no del que compadecemos desde nuestra posición cómoda de clase media. Y de la crisis. De la nuestra y de la que lleva años y años sucediendo más allá de nuestros zapatos, nuestros bolsos y nuestras pantallas de  tele. Y de que las cosas tienen que cambiar. Y de que para cambiar las cosas, hay que empezar por uno mismo. Hay que despertar la conciencia. Echadle un vistazo y sacad vuestras propias conclusiones.

Ilustración: Embarrados

Hay cosas que no contaré aquí porque no vienen a cuento, pero quien me conoce sabe que en mi vida han habido muchos altibajos. Y resulta que cuando a todo el mundo se le complica la vida con la crisis, las cosas para mí son sencillas, y si soy sincera del todo, el mérito no es mío. Y no me quejo, Dios me libre de quejarme. Pero es un hecho que me hace pensar. Me hace pensar en lo injusta que es la vida a veces, en la cantidad de cosas que nos venden como imprescindibles y que no son más que tonterías, en las cosas a las que damos importancia. Hace tiempo que me chirría la conciencia, a mí. He tenido suerte, otros no la tienen, y ¿por qué? Hace tiempo que tengo en la cabeza muchas de las cosas que le oí decir ayer a Melé. Y creo que ha llegado el momento de dejar de tener las ideas rondando en la cabeza y pasarlas a las manos. No hablo de irme a las misiones o hacerme Hare Krishna. Hablo de empezar por casa. De cómo educar a mis hijos. No quiero que tengan la conciencia tranquila, quiero que la tengan viva y despierta. Pienso en los valores que les quiero transmitir, del ejemplo que les quiero dar, de enseñarles a que sean coherentes, conscientes, libres, de enseñarles el respeto, el sentido común y la empatía, que aprendan a dar de sí lo mejor, y a recibir de los demás también lo mejor, que valoren las cosas en su justa medida. Y no se me ocurre otra forma de hacerlo que con el ejemplo.

Por cierto, la cuenta de ahorros que tiene Falula, y la mía, están ahora en Tríodos Bank.

Final movidito

Bueno, después del largo verano, hay que volver a la rutina. Cosas de la realidad. Y no va a ser fácil. Llevo unos días anunciando a Falulilla que vamos a volver al cole, que verá a sus amiguitos, que será muy divertido...pero no cuela. Dice que le da miedo. Y es que este verano ha descubierto el concepto de "susto" y "miedo": le da miedo el aspirador, el ruido de las motos cuando pasan por la autovía que tenemos al lado de casa, y tuvo un par de días de pesadillas con palomas. Pero como es lista la cochina, también ha descubierto que decir que algo le da susto tiene como efecto librarse de la "atadura" en cuestión, o simplemente le va bien para cambiar de tema: me da miedo un pepino, me da miedo una hojita de hierba. O suelta un "que viene el aspirador" cuando le dices que haga algo que no quiere hacer.

Además del miedo, este ha sido el verano del desarrollo del lenguaje. Me ha dejado alucinada la capacidad de aprendizaje y asimilación de conceptos. Un día le dices una cosa, y al siguiente lo utiliza en otro contexto y otra situación. Vamos, utiliza el lenguaje no para hacer ruiditos o gracias, no para repetir y enumerar cosas, ni siquiera para pedir lo que quiere o necesita. Lo utiliza para comunicarse, para contarte cosas, para explicarte cómo es su mundo. Y me ha encantado que ese proceso sucediera durante el verano, cuando hemos podido pasar tiempo juntas y disfrutar de él, contarnos cosas y jugar con las palabras. Ha sido genial.

Y además del miedo y el lenguaje, también hemos descubierto que nuestra hija tiene un puntito Soprano (y no me refiero a la Caballé). Aquí en la urbanización en la que vivimos hay unos cuantos niños de edades parecidas. Ella es de las mayores, así que puede a las pequeñas. Y lo sabe. Y lo utiliza. Lo cierto es que es bastante incómodo tener que andar todo el rato detrás de una niña de dos años tratando de enseñarle que hay que esperar el turno, que no hay que quitar los juguetes a los demás sino pedirlos, que no hay que empujar al rival (ella no es de pegar, es de empujar. Al menos no muerde), etc. Pero lo hago. Lo hago todo el rato. Trato de que preste sus juguetes, de que pida perdón cuando hace algo mal... si hay un conflicto en el que está envuelta, siempre intento que ceda. Y héte aquí que creo que he cometido un error. Y es que a veces no es justo. A veces no tiene por qué ceder ella. Y conste que digo a veces. La cosa es que ayer tuvimos un pequeño rifirafe por este asunto con la mamá de una de las niñas más pequeñas. Hace tiempo que vengo observando que de vez en cuando le corrige (no le riñe, faltaría más), o le hace dejar un juguete para dejárselo a otro niño, o simplemente le hace bajar de un triciclo para dejarlo aparcadito y vacío junto a un arbolito. O le dice que no haga tal o cual cosa, o le dice que "por eso no se llora". Y a mí me revienta. Y no porque quiera que mi hija campe a sus anchas, sino porque creo que otra madre no tiene ninguna autoridad sobre el comportamiento de mi hija: no es su profesora, no es su familia, ni siquiera es una amiga. Es simplemente su vecina. Y si yo observara tranquilamente como mi hija hace y deshace a sus anchas, quizá podría encontrarle un sentido. Pero no es así. Y creo que es un poco culpa mía, porque se está convirtiendo en costumbre que Falu siempre tenga la culpa. Y es que cuando hay un conflicto y voy a mediar, no medio nunca a favor de mi hija. Sí. Es verdad. Nunca lo hago, porque creo que es más mayor, porque creo que tiene más mala leche y más mano izquierda, porque sabe que "les puede" y lo aprovecha. Y parece que como yo lo hago así, hay carta blanca para hacer lo mismo. Pues no señora. No. Porque yo lo hago porque es mi hija. Jamás me verán hacer bajar a un niño -mayor o más pequeño- de un triciclo para que se suba ella. Jamás me verán reñir a un niño que no es mi hijo o mi sobrino o si no tengo el "beneplácito" de su madre (y muy gorda la tiene que hacer). Y entonces, ¿Por qué hay gente que se cree en ese derecho? Pues la hay. Y ayer la tensión que se respiraba, se estornudó. A pesar de que aquí me enciendo, luego en el campo de batalla soy blandengue y nunca me enfrento con otras hembras en defensa de mis cachorros, así que ayer, el macho de la manada (o sea, Papío) tuvo que venir a soltar el bufido. Ole. He de decir que traté de apaciguar los ánimos en el momento, que estaba bastante concurrido y me estresó la idea de llegar a las manos en medio de la plaza pública. Pero me alegro de que le parara los pies.
Flickr (Chavezonico)

viernes, 22 de julio de 2011

¡¡Felicidades!!

¡Me olvidaba de lo más importante!

¡Felicidades Falulilla mía! Te quiero muchísimo!

¡Todo casi a punto para la fiesta de esta tarde!

Las fotos son tirando a maluchas, las acabo de hacer con el móvil. He hecho algunas con la cámara buena que están mejor, pero no tengo tiempo para descargarlas, me voy al súper volando!





Espero poder hacer algunas del montaje definitivo... a ver si no me pasa como el año pasado, que llegó la gente antes de que terminara de montarlo todo y no pude hacer ninguna foto.

Y por Dios, a ver si se arregla el día, que parece que va a caer una gorda...

jueves, 21 de julio de 2011

Silencios

Hoy, por decoro, no voy a poner la foto que ilustra el tema. Sí, sí. Por decoro.

Resulta que Falu encontró un cajón lleno de sorpresas, y lo que había dentro no le acababa de cuadrar: no eran pañales, ni camisetas, no eran bodies. ¿Qué es esa cosa? Hay muchas, todas dobladitas, de colorines y dibujitos, de florecitas, rosas, azules e incluso negras.

Y yo mientras, ajena a esos pensamientos suyos, disfrutaba del silencio concentrada en la perfecta cocción de los fideos con sopa. Y es que, carajo, parece que nací ayer ¿A quién se le ocurre disfrutar del silencio de una niña de dos años? Ese silencio hay que temerlo como a los lunes o a los bañadores de leopardo. Total, que en esas estaba yo cuando la veo entrar en la cocina diciendo "Mita mamá: ehtoy túpe papa" (mira mamá: estoy súper guapa), con dos pares de bragas colgando del cuello. Casi me caigo al suelo de la risa.

A cambio y como no le hice fotos, pongo una de otro momento de despiste (pero eso sí que fue un momento, un nano segundo, un giro de nada...). Creo que aún hay "pachitas" por toda la cocina, porque no os imagináis lo que vuela eso. Vació dos cajitas llenas que tenía en la encimera, preparadas para ponerles unas banderitas monísimas para su fiesta de cumple. Por cierto, su cumple es mañana. Estoy de los nervios porque no me da tiempo a nada, y es que en casa del herrero, cuchara de palo, ya se sabe.

martes, 12 de julio de 2011

De vuelta

Estamos de vuelta después de un viaje agotador. Prefiero omitir los detalles. No por no contarlos, sino por olvidarlos cuanto antes y poder volver a cometer la imprudencia de viajar con niños. Bueno, con niña, que el de la barriga aún no cuenta (aunque algo de guerra ya da).

Lo hemos pasado bastante bien. Falula ha hecho todos los excesos propios de las fiestas: comer chuches y beber "pica", correr el "encierro", ver los gigantes, trasnochar y la mayor parte del tiempo, lo que le ha dado la gana. Con razón está todo el día gritando ¡Viva San Fermín!". Y es que apunta maneras.  Y a mí me parece bien, pero estoy reventá. Tanto que este año no he visto en directo mas que un encierro. Con lo que yo he sido. Tengo la conciencia tranquila porque los he visto todos, de momento, y con tanto sueño como si madrugara, tanto tanto que casi casi no he notado que los veía en diferido. 

Cómo me gustan los encierros. Y eso que no entiendo nada de toros y no me gustan las corridas (en general). Pero es una cosa que tengo como muy arraigada, no sé. Arraigada y creo que un poco mitificada. Pero como es una cosa como muy mía, la mitifico si quiero y me quedo tan ancha. La cosa es que como ahora en TVE entrevistan a un "divino" (corredor experimentado y visible, sobre todo visible), queda muy patente que muchos de los que corren no son navarros. Y no es que me parezca mal, ni bien tampoco, pero me da la impresión de que "los de casa"estamos perdiendo fuelle, de que ya no son nuestras fiestas, son fiestas del mundo entero. Y a mí, que soy muy de minorías, esto me da un pelín de rabia. Que se me entienda, ¿eh? cuando alguien corre bien, corre bien y da lo mismo de donde sea. Lo importante es la emoción, el escalofrío que produce ver cómo el tío coge velocidad, cómo consigue colocarse, cómo va guiando al toro, no huyendo ni tratando de correr más que él. Lo que conmueve del encierro es ver la nobleza del bicho, y la del corredor, que han de ir siempre juntas, cuerpo a cuerpo. Por eso este año me están gustando mucho los encierros. No sé si es que los toros son muy rápidos o los cabestros ya no están tan en forma como en años anteriores, pero este año muchos días han sido los toros los que abrían la carrera, y no han ido tan juntos. Y eso hace que pueda haber muchas carreras bonitas. Así es como me gustan a mí los encierros. Que se pueda correr. 

Nunca hay que interrumpir la carrera del toro

Otra cosa que me pone muy nerviosita del ambientillo guiri en general es esa obsesión por que haya heridos y morbo. A pesar de lo que se ve a simple vista, el encierro no se basa ni en la sangre, ni en ver cómo la gente se juega la vida de la  manera más tonta, ni por supuestísimo en ser el machote que toca un cuerno o tira del rabo al bicho. La esencia del encierro (para mí), es ver cómo el hombre y el toro se convierten en dos iguales. No es una lucha por la superioridad, ni una demostración de poder. Es algo que no sé explicar, y que a pesar de no haberlo hecho jamás, me hace sentir viva. Desde pequeñita. 

miércoles, 29 de junio de 2011

¡Gracias!

Me hace mucha ilusión que me dejéis mensajes en el blog. Pero mucha mucha. Y especialmente hoy, que ando un poco sensible de más. 

una flor que parece un chupa chup

Eso me trajo ayer Falu. Venía con el rabito de una flor saliendo de la boca, y con su lengua de trapo me dijo: "Mita, mamá, payese pupú". "¿Es una hierbita?" le pregunté. "No, For", me dijo ella. Ha sido siempre bastante lorillo, pero lleva una temporada que está espabilando una barbaridad.

Una de estas, era. (Foto de Pixabay)
Es como magia escuchar a un niño mientras aprende a hablar. Recuerdo cuando aprendió a decir "abrigo", allá por octubre o noviembre. Pasó como un par de días diciendo "auigo" todo el rato: cambiaba la entonación, lo decía con la voz más grave y más aguda, le cambiaba las intensidades o remarcaba las "sílabas". Y no teníamos ni idea de lo que significaba, claro. Debía estar ensayando, porque un día me dijo "auigo" y me señaló su abrigo. Luego ya empezó a decir "auigo, abí (abrir)" señalando la puerta de casa cuando quería salir. Con "pinono" (pequeño) también estuvo ensayando unos días, hasta que le pareció que sonaba bien y me enseñó una piedra grande y otra "pinono". Y luego tiene mi Falulilla una cosa que me encanta: cuando está concentrada, o entretenida, o simplemente ensimismada dice algo así como "pitopitopitopito...va", o "lalalalalalala...pipe". En eso me recuerda a mi sobrino Carlos, que cuando estaba preparando alguna de las suyas decía "pocopocopoco". Y es que el lenguaje de los niños no tiene desperdicio. Otra genial es la palabra "Pakok" (tractor), o Popot (robot).

Este es el "popot"

Hago mía una anécdota que me contó mi hermana el otro día. Y es que uno de mis sobrinos tiene una manera peculiar de hablar. Y resulta que un día en el cole había unas niñas más mayores (él tiene 3 años) tocándole los dignos, intentando que les dijera si era Blancanieves o el "prínpice". Se lo debieron preguntar tres o cuatro veces y el crío, que de tonto no tiene un pelo, les soltó: LA MADRASTRA. Me encanta.

martes, 28 de junio de 2011

Comerte tus propias palabras

Hay veces que soy un poco tajante de más con algunas cosas. Lo sé, qué le voy a hacer. Como muestra, una silla, que los botones son muy poca cosa y además no los sé coser.

Nosotros no somos de dar mil vueltas a las cosas. En consecuencia, tampoco lo hemos sido con los gadgets de Falula. La decisión sobre el carrito nos costó solo media vuelta y lo mismo los muebles. Pero la trona...ay, la trona. Vimos mil. Y como además yo soy así de cabezota, sabía seguro que no quería la Stokke, que era como "la que había que tener". Y no la quería por eso, y porque un par de personas, cuyo sentido práctico tengo en bastante consideración, me habían dicho que no les había resultado cómoda. Así que, después de mucho cavilar, compramos no una sino TRES tronas. Dos de ellas, dos veces. Toma ya. La primera que compramos fue la Lima de Concord.
Es muy chula porque se adapta casi a cualquier tipo de silla, y la puedes llevar de aquí para allá porque se pliega y queda muy recogidita. Pero no está pensada para cuando son muy pequeños, porque no recoge mucho el cuerpo y Falu, como no me ha salido muy tragona, para esquivar la cuchara era capaz de revolverse hasta quedar casi colgando cabeza abajo. Y daba mucha grima. Así que la llevamos a casa de sus abuelos, porque para sentarla de vez en cuando no estaba mal. Luego compramos otra "de viaje", porque somos un poco callejeros y necesitábamos algo para llevar en el coche siempre, por si comíamos fuera, cosa que los fines de semana solía ser habitual. Era una de Chicco, bastante fea para mi gusto y muy cómoda cuando los niños son muy pequeñitos, porque recoge bien el cuerpo y blablabla. Nos hizo el papel un par de veces, porque luego resultó que Falu se agobiaba de "tan recogidito" que le quedaba el cuerpo y hacía gala de su parentesco con Hulk a diestro y siniestro. Mejor no entro en detalles. Total, que les cambiamos a los abuelos la de Chicco por la Lima, y desde entonces vamos de tapas como una familia feliz. Un día la perdimos, sniff. Y la volvimos a comprar.

Y luego está la que tenemos en casa en plan fijo, la Antilop, que me parece una de las cosas más prácticas y bien diseñadas que se han inventado los de Ikea. Es cómoda para los niños, no pesa y se limpia con una bayeta normal y corriente. Y vale 12€. Genial. Para la casa nueva no lo dudé: me fui a Ikea y la compré de nuevo. Y ahora resulta que la mesa de la casa nueva es más baja que la trona. Traición. 



Y aquí es a donde iba yo a parar: La Stokke. Resulta que he estado tragándome mis propias palabras en la intimidad y he descubierto que en realidad es una silla fabulosísima. Creo que puede resultar incómoda al principio porque técnicamente no es una trona, sino una silla alta, pensada para niños que ya comen solos, sentados a la mesa de los mayores. Falu no está todavía tan romanizada como para sentarse sin nada que la contenga. No porque se vaya a caer, sino porque ante la amenaza de un maléfico plato de guisantes podría salir pitando sin traba alguna. Y no es plan. Para niños así, viene con una barra de "seguridad".  Lo que creo, ahora en serio, es que es una silla que le durará años y nos evitará todo el rollo ese de poner pilas de cojines que se descoyuntan entre cucharada de sopa y cucharada de sopa. Así que, sí. Estamos barajando seriamente la idea de merendarnos nuestros prejuicios y comprarnos una Stokke, porque además (y haciendo gala de mi proverbial sentido práctico) la hacen en un color turquesa que nos queda monísimo en el salón nuevo. Y es perfecta de medidas. Lo que no es, es barata. 



Y como estoy en racha de saltarme mis propias normas, como tenga gemelos me agencio esto como una campeona. 





lunes, 27 de junio de 2011

Lo mejor de la vida

Aceptando la sugerencia de Lucía, aquí va una lista de las cosas que me encantan, para contrarrestar la mala gaita del otro día.

-Falula, cuando nos llama "mamío" y "papío".
-Falula cuando se ríe a carcajadas y te mira con esos ojillos.
-Falula, cuando baila.
-Falula, cuando canta "un ten patito".
-Falula cuando me dice "amunga" después de "vaca" para que yo la entienda.
-Falula, cuando come bien.
-Falula, en general (que vale que esta "tinta" es gratis, pero no hay que pasarse).
-Las paredes blanquitas de mi casa nueva.
-Las cenas que me prepara mi marido.
-Desayunar con él.
-Navegar.
-Las vajillas.
-El fresquito de las primeras horas del día en verano.
-Escuchar música (los Cantajuegos no cuentan).
-Escuchar música con mi marido.
-Esa mesa y esa lámpara que hemos puesto en la casa nueva.
-Las cenas que improvisan mis amigas cuando voy a Pamplona: las que hacemos en casa de alguna o las que son en "Nueva York".
-Mirar cómo trabaja Papá Falulo cuando levanto los ojos del ordenador.
-Los Gintonics (snif)
-El día 6 de julio, desde las 9 de la mañana hasta las 12:03.
-El parque de la Ciutadella en Barcelona.
-El jengibre.
-Las camelias. Los tulipanes. Las buganvillas. Las hortensias. Lástima que se me den tan mal las plantas.
-Los puestos de fruta en los mercados.
-El gazpacho (a mi suegra le sale riquísimo)
-La gente que pone mesas bonitas.
-La sencillez
-La gente que mira a los ojos.
-La gente que es capaz de hacerte ver siempre la parte positiva de la vida.
-La gente auténtica.
-Ese don que tienen algunas personas de hacer la vida fácil a los demás.
-Ver jugar a Falula  con "Apita y Beñ".
-Rechupetear el caldillo de las ensaladas de tomate.
-Recuperar el contacto con alguien como por arte de magia.
-Esas amistades por las que no pasa el tiempo.
-La gente que sabe pedir perdón.
-El pa amb tomaquet, la escalivada y los calçots. Los calçots. Los calçots.
-Escribir.
-Leer.
-Las sillas.
-La arquitectura.
-La madera.
-La sinceridad de los materiales cuando se usan así, con sinceridad.
-La franqueza.
-La capacidad de disfrutar de la vida.
-La empatía.
-La gente que ayuda a los demás.
-La gente que se pone del lado del más débil.
-Contar con la buena fe de la gente.
-Mis sobrinos. Todos: desde el Niño Fakir, al Niño Wikipedia.
-Apretujar a Titi, ahora que se deja.
-Que me hagan "gustitos" en el pelo.
-Falu ayer, esperando como una campeona a que bajara su prima de la moto. Me la hubiera comido a besos.
-Falu, cuando juega a darme de comer y me dice seria "abbe boca, mamío"
-Ya estamos otra vez con Falu.
-Ser mamá me encanta.
-Que mi marido me llame Lóver. Con acento en la o.
-Que de vez en cuando me diga que soy su novia. Y también cuando le oigo decir por teléfono "my wife".
-Cuando le recojo en el aeropuerto. Cuando vuelve, en general.
-Matthew Broderick de jovencito.
-Los Goonies.



Pues hay muchas más cosas en esta lista que en la de la semana pasada. ¡Y que conste que paro forzosamente!

viernes, 17 de junio de 2011

Cosas que me dan una rabia que me muero

La incoherencia.
La falta de empatía.
El ombliguismo, las ganas de llamar la atención.
El victimismo.
Que me intenten manipular. Bueno, a mí y a cualquiera.
La falta de solidaridad.
La gente que dice "Yo no soy racista, pero..."
La indiscreción.
La intolerancia.
Los que pasan de cuidar el medioambiente, porque total, a ellos no les va a tocar.
Las faltas de ortografía.
El lenguaje SMS.
La manía de decir el cargo en inglés para que suene "más importante".
Que se hable a los niños de política. Y los globos con propaganda electoral.
La Historia de Rojos y Azules.
La gente que no da importancia a la lengua, sea cual sea (Habla la que quieras, pero háblala bien, por favor).
Los que enseñan tacos a los críos.
El abuso de confianza
Los que hacen lo que les da la gana con la excusa de que "son así".

Seguiré, que me tengo que desahogar.

Tengo una cosita nueva

Una cosita nueva que es chula chulísima y con la que le voy a dar una envidia terrible a mi hermana, aunque lo primero que he hecho son unos pajaritos, y ella, la pobre, sigue con su ornitofobia.
Podría deciros lo que es, pero no lo haré de momento. Chincha rabiña. Sólo doy una pista: es una herramienta nueva, cursi y rosa, que sirve para hacer... ¡de todo! Daré más detalles cuando pueda enseñar mi primera obra, que, si me sale bien, será el regalito que lleve Falu a sus colegas de la guardería.
A todo esto, hay que elegir qué día será todo eso, porque como nació en pleno verano, si me descuido se queda sin su corona en el cole. Y eso no puede ser. Deningunadelasmaneras.

Estas tan monas las he encontrado en una web a la que hay que echar un vistazo


Todavía recuerdo el calor que pasamos aquél verano. Nosotros, que somos más chulos que un ocho, o que un ochentayocho, no teníamos aire acondicionado en casa, porque "no nos hacía falta". Y recuerdo pasar las últimas tardes de junio y las de julio en casa de mi tía, que era la única que me dejaba poner el aire acondicionado a 17º. Cuando nació la niña, no tenía ni una semana, nos mudamos a casa de mis suegros: una noche a las tres de la mañana, con la niña berreando cual gorrín en el matadero, nos dimos cuenta de que se estaba achicharrando. Llamamos a mis suegros y pasamos a su casa, los tres en pijama, porque ellos SI tenían aire acondicionado. Creo que El Corte Inglés batió sus propias marcas en instalación de aparatos del miedo que debió dar Papío cuando decía "No podemos dormir, tenemos un bebé de una semana, y, o vienen mañana, O LES PASO A MI MUJER".  No pienso volver a parir en verano. Deningunadelasmaneras.


¡Por cierto! No había contado que Papío se ha hecho daño en una mano. Se ha roto el "quinto metacarpiano", que aunque suena a quinto pino, está en la planta de la mano mismo. Pobre. Y justo cuando hacía un par de semanas que le habíamos dado al alta a la Yaya después de su operación de juanetes, aparece Papío con un garfio en la mano izquierda. A la pobre le da miedillo y todo. "Pobe papío", dice. El primer día lo de pintar un pato en el vendaje le pareció perfecto, pero ya no tanto si había que acercar la mano al garfio en cuestión y hacer curasana, y ni hablar del besito. Pobre Papío. Ahora ya no lleva escayola, pero aún así le duele. El lunes nos dirán si le tienen que operar. 

Esta no es su mano, pero la suya da el mismo miedito




jueves, 9 de junio de 2011

Vaya lío

Llevo un buen rato en el intento de que Falulando se lea en Facebook, pero no sé si lo voy a conseguir. Bueno, que se lea, sí. Pero lo que no consigo es cambiar algunos parámetros para que quede mejor. Qué rollo.

Por otro lado, ha llegado a mis oídos (más bien a mis ojos) que para dos fans que tengo, va y no pueden hacer comentarios en el blog. Y no lo entiendo, porque algunos -agradecidísimos por cierto- si que entran, pero otros no, y no sé por qué. 

Pero hay una buena noticia, y es que hoy se han llevado de la casa que será la vieja a la que será la nueva la primera tanda de muebles. Ole y ole. 

Antes de seguir peleándome con la tecnología, os cuento que una amiga ha tenido un bebé, y le he comprado una cosa monísima aquí. Y de paso he comprado unas gomitas de pelo para cuando Falu tenga (pelo, digo), y otra para mí, que no me he podido resistir.



Cuando arregle el asunto tecnológico vuelvo con más cosas. 
 

miércoles, 8 de junio de 2011

Cuentos para niños y otras lagrimillas

Van dos veces que voy a una librería infantil y salgo lloriqueando. Masoquista que es una. Hoy he ido a ver si le compraba a Falu un libro sobre la caca. Sí, sí, sobre la caca. Y es que a la pobre le cuesta, no sé si es que le da miedo o qué, pero la hace para dentro. Perdón por la escatología, pero es que es un tema que nos preocupa mucho. Se pone toda colorada y rígida, y la tengo que coger a la fuerza y obligarla a sentarse en mi regazo, para que no pueda hacer la fuerza para arriba. Y no sabéis lo que chilla. Las veces (que no son todas) que lo conseguimos acaba sudando como un pollo y temblando, y el resultado son unos "pedrozes" que le abrirían una ceja a cualquiera (ay, qué imagen). Total que no he encontrado ningún título tipo "Nuestra Amiga la Caca". Como mi hormona sigue consumista, a cambio le he comprado uno de pegatinas de Pocoyó y uno de Meisi, que es una ratoncilla que tiene un amigo cocodrilo con gingivitis que inexplicablemente le chifla.

No sé si se ve, pero tiene el tío unas encías rojas como pimientos. Así que el título es bastante acertado.


La cosa es que llevo una temporada que salgo lloriqueando de las librerías infantiles. Y es que escriben unos dramas que telita marinera, oye. Hoy sin ir más lejos me he leído uno de un niño que echa de menos a su amiguita que se ha mudado. "A Clara podemos ir a verla, a la abuelita, que se ha muerto, no". Toma ya. Menudos llorones, allí, rodeada de animalitos de la granja y deberes para el verano. 

También lloro mucho cuando Falu, como hoy, se queda berreando en la guardería. Me deja el corazón hecho una bola. Si ya sé que en minutos se le pasa y está tan contenta, pero soy así de blandurria y de simple, y me puede la idea de que me eche de menos. Como soy mayor, lloro y no se lo digo a nadie, pero la cosilla ahí queda.

Y también he llorado un poco esta mañana en el oculista. Bueno, al salir. No quería hacerme ilusiones, pero me las hice sin querer, y creí que iba a poder cumplir uno de mis sueños de toda la vida: levantarme una mañana, y ver (bueno, cantar bien estaba en el mismo sueño, pero eso sí que lo veo chungo). Total que el otro día me dijo que igual me podían operar, y hoy me ha dicho que no cree. Que esperaremos a que valore mi caso el cirujano, pero que lo duda mucho. Snif. 

Y echo de menos a Papío. No al de Falu, que lo tengo aquí cerquita, justo enfrente. A mi Papío. Y a mis hermanos. ¿Por qué estará tan lejos todo?

lunes, 6 de junio de 2011

Poco inspirada

Eso estoy hoy. Poco inspiarada. Y perezosa. Me he dejado el teléfono en casa, qué desastre, me da un nosequé ir a buscarlo... galbana, diría mi abuela. Y además estoy de mal genio, o no, que me da la risa. Espera, espera, que me cae una lagrimilla porque Falu no quiere ir a la guarde, o porque Nadal ha ganado otra vez nosequé. Vaya mañanita que llevo. Me ha poseído una hormona, pero no de esas cachondillas de la adolescencia: una de las otras. No sé de qué otras, pero de otras seguro.

Así que he decidido que voy a apaciguar a mi hormona con una ración de consumismo. He aquí la lista de la compra:

1) Unas katiuskas para Falu. Sí, sí. Ya sé que estamos casi en verano. Pero anuncian lluvias toda esta semana. Creo que las necesita. Voy a comprar unas baratitas, lo prometo.

Bueno, estas Aigle de Liberty no creo que sean precisamente baratas. Pero son monísimas, o no?

2) Unas sábanas para la casa nueva. Y toallas. Vamos, que nadie me discutirá si eso es necesario o no, ¿no? Es SÚPER necesario. Y punto. Voy a comprarlas básicas, en Zara Home, y luego quiero bordarlas con nuestras iniciales en, qué se yo, fucsia. O verde. O azulón, algún color que mole. Y las toallas igual, porque mi hormona es muy ñoña y en esta casa lo quiere todo bordadito.

3) Mani-pedi: término espantoso para denominar eso que mis manos y mis pies piden a grito pelao. Que me las arregle ya. Y las cejas.

4) Un paseo por Nice Things, que me han mandado un SMS "solo a mÍ" para decirme que me hacen un descuento "exclusivo" antes de las rebajas. No sabía ni que las rebajas estuvieran cerca, ni tampoco que los de Nice Things supieran que existo. Pero ante tamaña deferencia a mi y a mi hormona, vamos a ir a echar un vistazo. De todas maneras, a mí lo que me gusta es Nice Things Mini, pero no es tan mini como para Falu. En invierno tal vez...

Me encanta la colección "Loisiana Dolls". Aunque tampoco es barata, precisamente.  

5) Cachis. tengo el resto de la lista de la compra en el teléfono.   


Mi hormona por cierto, es más postergadora que consumista. 

Y también es indecisa.

¿Qué hago, voy o no voy a buscar el móvil?

jueves, 2 de junio de 2011

Cómo son estos daneses

Encargamos en Nordjhem los tiradores del armario y de la puertecita mágica de Falu hace un par de semanas. Nos mandaron un mail, a los pocos días, diciendo que lo sentían mucho pero que creían que nuestro pedido se iba a demorar un poquito. Pensé que afú. Pero bueno, como tampoco son necesarios para vivir, me resigné.

Han llegado hoy, una semana después de de sus disculpas por adelantado. Y para mi sorpresa, cuando abro la caja, una cajita de cartón normal y corriente, me encuentro otro paquetito envuelto en papel de seda rosa, PERFUMADO con un suave olor a rosa, o a muñeca nueva de las de antes,  no sé. Este tipo de cosas son las que me encantan de la cultura nórdica. Que cuidan el más mínimo detalle. que lo hacen todo con mimo y cuidado. Que qué bien huele el despacho de Papá Falulo ahora.



Por cierto, también compré unas cucharitas de las que ponen ellos para comer dulces, rematadas con un rosetón, chulísimas. Súper cursis. 

Pima Atul

A mí me parece que Falula no vino de París. Creo que vino directita del planeta Krypton. Y ese pijama de Superman que ha heredado le ha puesto en contacto con sus lejanos orígenes. Mis sospechas están fundadas en algunos fenómenos acontecidos esta mañana y desplegados todos así, a las bravas, ante el iluso intento de quitarle el susodicho pe-i-jota-a-eme-a. Detallo, pues, los poderes observados en el curso de los hechos:

-Llanto ultrasónico: no soy capaz de describir con palabras, ni con ninguna otra cosa, el sonido que emiten sus cuerdecitas vocales. Tan pequeñitas. 
-Flexibilidad ilimitada: su cuerpo se vuelve de un material extraño, parecido al chicle. O al Blandiblú, por lo resbalosa.
-Fuerza sobrehumana: aquí los entendidos en súper poderes quizá puedan echarme una mano, a veces sospecho que también podría tener algún gen de Hulk, no sé. 
-Contorsionismo y serpenteo: espectacular habilidad para desprenderse de ataduras y liberarse de trabas no deseadas. Agotadora capacidad, ésta. 
-Movimientos a la velocidad del rayo: yo le pongo una manga, ellasacaunpieysedalavuelta. Así, sin que te de tiempo a respirar entre medio ni nada.

Para poner en situación a los estudiosos, detallo la sucesión de acontecimientos: 

Ayer llegamos tarde de cenar con Tía Falula. Falu llegó frita y decidí ponerle el pijama, el dichoso pijama de Superman. Todo bien, la operación pudo realizarse sin incidentes, y tras su ración de "La", se volvió a dormir, como un angelito, qué mona. Ha dormido toda la noche del tirón. Y cuando he ido a buscarla a su habitación, a las 8:30, me estaba esperando con la mejor de sus sonrisas. Ha dicho "Hola, mamá. Caca". Ante tan cristalina declaración, he empezado a soltar los botones de las piernas, esos que ponen en los pijamas de bebé para que sea más fácil cambiarles (inocentes fabricantes de pijamas infantiles), y los acontecimientos se han ido precipitando... "No mamá, palal tites no" (no me quites el pañal, mamá). Tras un leve forcejeo, consigo quitarle el pañal. Le enseño uno limpio con gatitos. "No palal miaus, no mamá, no". Lo tira. Y por si todavía tengo tentaciones de intentarlo de nuevo, coge todos los que hay en la cestita y ejecuta la misma maniobra. Me enfado y le pongo el pañal de los gatitos o no sé cual a duras penas y de espaldas. Gano por los pelos. Llega el momento de quitar el pijama entero. "No tites pima atul" (Ni se te ocurra, madre, tocar mi pijama azul o lo lamentarás). Trato de convencerla por las buenas, despliego todas mis dotes diplomáticas, pero la vía de la negociación se agota prontísimo. Le quito el pijama a la fuerza, la dejo en pañal y salgo de la habitación. "Pima atul pongo otovés" (pues que sepas que me pienso poner el pijama azul otra vez, te pongas como te pongas, mamá), gritaba como una energúmena. Cuando el sonido ya era audible para un ser humano normal, he vuelto y he intentado ponerle el body. "No, bobi no, mamá, pima atul Amima" (No, body no, mamá, ya me pongo yo sola el pijama azul). Y más o menos así con cada prenda que le he ido poniendo. Una hora después estaba vestida y peinada para ir al cole, feliz como una perdiz. Yo despeinada, descamisada, desquiciada y sudando como un pollo de par de mañana.



Voy a esconder ese pijama de Superman. Lo juro. Y nadie lo encontrará jamás.


martes, 31 de mayo de 2011

Ya falta menos, ya falta menos, ya falta menos...

..."pa Sanfermín" dice la canción.

Y sí, ya falta menos para San Fermín. Falula ya tiene su pañuelico enano desde el año pasado, me faltan las alpargatas. La verdad es que tengo ganas. Evidentemente ya no es lo que era, ni salimos como salíamos, ni hacemos las mismas cosas. Y de eso ya hace unos años, no todo es "culpa" de Falu. Pero yo no podría vivir sin ir. Durante muchos años el trabajo me impedía estar mucho más que el fin de semana, lo cual es un horror para cualquier pamplonés. Así que todos los días desayunaba en un bar delante de la oficina, en la calle Ferraz de Madrid, viendo el encierro con mi pañuelo atado en la muñeca, el escudo de Pamplona bien visible. Me ponía de los pelos con los comentarios de algunos que tomaban carajillos o café con porras a mi lado, porque no tenían ni idea y les gustaban los "patas" que tiraban del rabo a los toros, o los "divinos" que buscan su minuto de gloria a costa de quien sea. Y me sulfuraba, pero sobre todo por la impotencia de estar tomando café sin porras en ese bar (O Porto de Vigo, se llamaba) en vez caldico de gallina vieja en el Larumbe. Ahora ya lo he superado. Esté en Pamplona o no, veo el encierro en casa, también sin caldico y con cereales de fibra que son lo menos fiestero que se me ocurre, pero al menos no hay nadie que me toque las narices. Sólo está Papá Falulo que lejos de incordiar se levanta con toda la ilusión del mundo, aunque el pobre se queda frito antes del primer cántico. Este año tengo muchas ganas de ver bailar a los Gigantes, que a Falula le encantan, sobre todo los africanos, que por cierto no son los negros sino los del turbante. Tiene de esos de goma que se pueden meter en la bañera, y los hace bailar y darse besos, qué cosas. Me pide videos y todo. A tamaño natural ya le gustaron el año pasado, que no tenía ni un año, a ver qué tal este que es más consciente del concepto "escala".




Y otra cosa para la que ya falta menos es para la mudanza. ¡Yupi! Hoy han empezado a trabajar en la encimera de la cocina, yo creo que la semana que viene ya podremos hacer limpieza y llevar los muebles...¡Qué ilusión!

La casa nueva

Qué ilusión hace estrenar casa. Las obras han sido como un embarazo. Igualito igualito aunque sin el dolor de espalda y los pies hinchados. Empezamos en Noviembre y, al principio, el embrioncito inmobiliario iba desarrollándose a pasos de gigante, cada día que lo veíamos nos parecía que iba a ser más grande, más listo y más guapo, y sobre todo más cercano. Esos primeros meses, los del "trabajo sucio", que fueron ráapidos y eficaces, dejaron paso a un segundo periodo lleno de alegrías y vitalidad: las ventanas, el parquet, ya parecía aquello un bebé-casita con cara y ojos. Pero cuanto más parece que la mudanza será yadeyá, más largo se hace. Tardaron años y eternidades en hacer los armarios, años y eternidades en poner los zócalos y terminar los baños...años y eternidades en traer la dichosa encimera de la cocina, que es chula a rabiar, pero caray, ha de ser igual de laboriosa, porque les ha costado fabricarla no sé ni el tiempo.


Y ahora ya está, pero no está. La gran noticia podría saltar cualquier día entre esta semana y la que viene, pero aún no sabemos qué día será. La inminencia del asunto hace que el tiempo se vuelva lento y pegajoso... Iba a decir que es como cuando tienes contracciones de esas que no son de parto pero que te parece que sí, pero mejor me busco otro símil, porque yo de contracciones no tengo ni idea, que no tuve ni una sola.

Ahora tengo que ultimar los detalles de mi canastilla doméstica: buscar una silla que nos falta, coordinar con los tipos del sofá qué día me lo traerán, y lo mismo con la cama (una cama maravillosa de Coco Mat que promete terminar con todos mis dolores de espalda), buscar la mesita de centro, ir a Ikea por los básicos... Comprar toallas y sábanas en Zara Home (soy adicta a Zara Home, qué le voy a hacer), y miles de puntos suspensivos que a Papá Falulo le llenarán de estrés e impaciencia. Lo presiento.


Ahora solo nos falta ponerle nombre a la criatura ¿"Villa Falula" os parece bien?

lunes, 30 de mayo de 2011

La dieta con flores es menos dieta (¿no?)

¡Madre mia, cuántos días sin escribir!

Papá Falulo por fin llegó, y para celebrarlo, el viernes por la mañana nos fuimos de turistas por Barcelona. Desayunamos en la Boquería, esos berberechos gorditos y sabrosos que hace Pinocho. Y croquetas, que son las únicas aquí en Barcelona que me gustan de verdad, porque las hacen con la bechamel suavecita. Y Mongetes de Santa Pau con chipirones. Y la cosa continuó con una paellita en Casa Delfín, y con un Pad Thai en el Forum, antes de ver a Pulp. Y bueno, si resumo en términos gastronómicos el fin de semana, la conclusión es que estamos a dieta. Solo los adultos, eso sí, que como la pongamos a dieta, a Falula se la lleva el viento. 


Total, que tenía pendiente hablar sobre el curso de decoración floral de Cookiteca. La verdad es que estuvo muy bien. Marie-Claire, de Ghali Flowers, es un encanto y sabe latín. Mucho latín. Y la tira sobre flores, que en su caso es casi lo mismo. Pienso poner en práctica muchos de los trabajos que hizo, y más, porque no sólo nos dio ideas que reproducir, sino ideas sobre tener ideas, lo cual es todavía mejor. Me encantaron los "kiwis rellenos" y la "manzana florida", porque son fáciles de hacer, rápidos, originales y muy efectistas. 






Luego hizo un par de centros más elaborados. Este de las fotos me pareció espectacular, pero no se si me veo capaz de reproducirlo (no obstante lo intentaré). Además de las flores que se ven a simple vista, la base está hecha con ramilletes de tomillo: una delicada manera de representar la fusión de la decoración con la gastronomía, me pareció. Lo veo en una mesa primaveral bajo un árbol, fresca y bohemia, con un puntito lujoso, por ejemplo con cubiertos dorados. Con platos y mantel blancos, copas ricas y labradas, servilleteros de color...



En un nanosegundo montó otro también muy chulo con botellas de Solan de Cabras que ya había hecho yo antes de conocerla, pero con botellines de cerveza "raras", por ejemplo una Jacobsen de Dinamarca, o una Sapporo de Japón. No somos muy cerveceros (somos más de Gin), pero de vez en cuando alguna cae, y los botellines me gustan, porque me recuerdan el momento concreto en el que nos bebimos, sedientos en el caluroso Kioto de julio, o en el gélido Copenhague en diciembre, su espumoso y agrio contenido. Ole. No tengo documento gráfico de mi centrito, pero ya le haré fotos que lo tengo en la terraza de casa con flores de SIA (de mentirijillas, pero muy bien conseguidas). Pongo foto del de Marie-Claire. Al lado del de las botellas hay otro, alto y sencillo, también bonito, pero no tan de mi estilo, que ella hizo en menos de cinco minutos y a que a mí me hubiera costado media vida.



Luego nos propuso montar un arreglo en una cestita. Hubo gente que hizo cosas espectaculares. Yo me amontoné un poco, pero creo que me quedó mono. Correcto al menos. Soy un poco desastre y no le hice fotos. Se lo regalé a la madre de Papá Falulo (no me sale nada llamarla suegra), y todavía lo tiene puesto en el aparador, pero ya está un poco mustio, no es plan de hacerle fotos ahora. La próxima vez no se me olvidará, lo prometo.

En su tienda-taller Marie-Claire organiza cursillos, algunos cortitos tipo este, y otros en los que profundiza más. Yo me lo voy a pensar, porque se me muere hasta la albahaca, y buena falta me haría.