miércoles, 8 de junio de 2011

Cuentos para niños y otras lagrimillas

Van dos veces que voy a una librería infantil y salgo lloriqueando. Masoquista que es una. Hoy he ido a ver si le compraba a Falu un libro sobre la caca. Sí, sí, sobre la caca. Y es que a la pobre le cuesta, no sé si es que le da miedo o qué, pero la hace para dentro. Perdón por la escatología, pero es que es un tema que nos preocupa mucho. Se pone toda colorada y rígida, y la tengo que coger a la fuerza y obligarla a sentarse en mi regazo, para que no pueda hacer la fuerza para arriba. Y no sabéis lo que chilla. Las veces (que no son todas) que lo conseguimos acaba sudando como un pollo y temblando, y el resultado son unos "pedrozes" que le abrirían una ceja a cualquiera (ay, qué imagen). Total que no he encontrado ningún título tipo "Nuestra Amiga la Caca". Como mi hormona sigue consumista, a cambio le he comprado uno de pegatinas de Pocoyó y uno de Meisi, que es una ratoncilla que tiene un amigo cocodrilo con gingivitis que inexplicablemente le chifla.

No sé si se ve, pero tiene el tío unas encías rojas como pimientos. Así que el título es bastante acertado.


La cosa es que llevo una temporada que salgo lloriqueando de las librerías infantiles. Y es que escriben unos dramas que telita marinera, oye. Hoy sin ir más lejos me he leído uno de un niño que echa de menos a su amiguita que se ha mudado. "A Clara podemos ir a verla, a la abuelita, que se ha muerto, no". Toma ya. Menudos llorones, allí, rodeada de animalitos de la granja y deberes para el verano. 

También lloro mucho cuando Falu, como hoy, se queda berreando en la guardería. Me deja el corazón hecho una bola. Si ya sé que en minutos se le pasa y está tan contenta, pero soy así de blandurria y de simple, y me puede la idea de que me eche de menos. Como soy mayor, lloro y no se lo digo a nadie, pero la cosilla ahí queda.

Y también he llorado un poco esta mañana en el oculista. Bueno, al salir. No quería hacerme ilusiones, pero me las hice sin querer, y creí que iba a poder cumplir uno de mis sueños de toda la vida: levantarme una mañana, y ver (bueno, cantar bien estaba en el mismo sueño, pero eso sí que lo veo chungo). Total que el otro día me dijo que igual me podían operar, y hoy me ha dicho que no cree. Que esperaremos a que valore mi caso el cirujano, pero que lo duda mucho. Snif. 

Y echo de menos a Papío. No al de Falu, que lo tengo aquí cerquita, justo enfrente. A mi Papío. Y a mis hermanos. ¿Por qué estará tan lejos todo?

3 comentarios:

  1. ay doris! q a mi me pierden los libros para niños... me encantan y me pasaria el dia comprando. bueno. libros en general...
    respecto a lo de falu y las cacas... pobre! con lo chungo q es cuando estan atascados (como el mini ahora) como para q encima se lo aguanten....

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  2. Para lo de las cacas, insisto: chía. Es una semilla que se toma disuelta en agua, zumos, caldos, para que el mucílago se suelte. Mano de santo para las cacas, de verdad. Aporta fibra, antioxidantes y proteínas de altísima calidad (no sufre procesado). También ofrece un balance excelente entre Omegas-3 y Omegas-6 además fósforo, calcio, zinc, magnesio y potasio. No está mal ¿eh?

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  3. Conozco un cuento sobre cacas genial: "El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza". Te gustará, porque además el autor tiene nombre nórdico...

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