-Llanto ultrasónico: no soy capaz de describir con palabras, ni con ninguna otra cosa, el sonido que emiten sus cuerdecitas vocales. Tan pequeñitas.
-Flexibilidad ilimitada: su cuerpo se vuelve de un material extraño, parecido al chicle. O al Blandiblú, por lo resbalosa.
-Fuerza sobrehumana: aquí los entendidos en súper poderes quizá puedan echarme una mano, a veces sospecho que también podría tener algún gen de Hulk, no sé.
-Contorsionismo y serpenteo: espectacular habilidad para desprenderse de ataduras y liberarse de trabas no deseadas. Agotadora capacidad, ésta.
-Movimientos a la velocidad del rayo: yo le pongo una manga, ellasacaunpieysedalavuelta. Así, sin que te de tiempo a respirar entre medio ni nada.
Para poner en situación a los estudiosos, detallo la sucesión de acontecimientos:
Ayer llegamos tarde de cenar con Tía Falula. Falu llegó frita y decidí ponerle el pijama, el dichoso pijama de Superman. Todo bien, la operación pudo realizarse sin incidentes, y tras su ración de "La", se volvió a dormir, como un angelito, qué mona. Ha dormido toda la noche del tirón. Y cuando he ido a buscarla a su habitación, a las 8:30, me estaba esperando con la mejor de sus sonrisas. Ha dicho "Hola, mamá. Caca". Ante tan cristalina declaración, he empezado a soltar los botones de las piernas, esos que ponen en los pijamas de bebé para que sea más fácil cambiarles (inocentes fabricantes de pijamas infantiles), y los acontecimientos se han ido precipitando... "No mamá, palal tites no" (no me quites el pañal, mamá). Tras un leve forcejeo, consigo quitarle el pañal. Le enseño uno limpio con gatitos. "No palal miaus, no mamá, no". Lo tira. Y por si todavía tengo tentaciones de intentarlo de nuevo, coge todos los que hay en la cestita y ejecuta la misma maniobra. Me enfado y le pongo el pañal de los gatitos o no sé cual a duras penas y de espaldas. Gano por los pelos. Llega el momento de quitar el pijama entero. "No tites pima atul" (Ni se te ocurra, madre, tocar mi pijama azul o lo lamentarás). Trato de convencerla por las buenas, despliego todas mis dotes diplomáticas, pero la vía de la negociación se agota prontísimo. Le quito el pijama a la fuerza, la dejo en pañal y salgo de la habitación. "Pima atul pongo otovés" (pues que sepas que me pienso poner el pijama azul otra vez, te pongas como te pongas, mamá), gritaba como una energúmena. Cuando el sonido ya era audible para un ser humano normal, he vuelto y he intentado ponerle el body. "No, bobi no, mamá, pima atul Amima" (No, body no, mamá, ya me pongo yo sola el pijama azul). Y más o menos así con cada prenda que le he ido poniendo. Una hora después estaba vestida y peinada para ir al cole, feliz como una perdiz. Yo despeinada, descamisada, desquiciada y sudando como un pollo de par de mañana.
Voy a esconder ese pijama de Superman. Lo juro. Y nadie lo encontrará jamás.
akjajajaja! me encanta falulilla!! ajajajaj menos mal q al final no compre yo ese pijama para el mini, q lo tuve en la mano y al final no me decidi, pq con lo brutote q es, solo me faltaba q le entraran superpoderes tb jajajajaaj
ResponderEliminarAy, Miss...qué sabia decisión la tuya...
ResponderEliminarMe rechifla el disfraz de súper!!
ResponderEliminarAunque acabaras despeinada y sudada: Doris 1, Falu 0. (por poco).
Me despiporré leyendo el "sucedido". Y lo mandé a mis contactos para que cundiera el despiporre. Pima atul pongo otovés, y a ti, mamma, mirando a Parla cuanti te descuides. Como no podía ser de otra manera, les ha encantado.
ResponderEliminar¿Será otra manera de hacer un "bien social"?