martes, 31 de mayo de 2011

Ya falta menos, ya falta menos, ya falta menos...

..."pa Sanfermín" dice la canción.

Y sí, ya falta menos para San Fermín. Falula ya tiene su pañuelico enano desde el año pasado, me faltan las alpargatas. La verdad es que tengo ganas. Evidentemente ya no es lo que era, ni salimos como salíamos, ni hacemos las mismas cosas. Y de eso ya hace unos años, no todo es "culpa" de Falu. Pero yo no podría vivir sin ir. Durante muchos años el trabajo me impedía estar mucho más que el fin de semana, lo cual es un horror para cualquier pamplonés. Así que todos los días desayunaba en un bar delante de la oficina, en la calle Ferraz de Madrid, viendo el encierro con mi pañuelo atado en la muñeca, el escudo de Pamplona bien visible. Me ponía de los pelos con los comentarios de algunos que tomaban carajillos o café con porras a mi lado, porque no tenían ni idea y les gustaban los "patas" que tiraban del rabo a los toros, o los "divinos" que buscan su minuto de gloria a costa de quien sea. Y me sulfuraba, pero sobre todo por la impotencia de estar tomando café sin porras en ese bar (O Porto de Vigo, se llamaba) en vez caldico de gallina vieja en el Larumbe. Ahora ya lo he superado. Esté en Pamplona o no, veo el encierro en casa, también sin caldico y con cereales de fibra que son lo menos fiestero que se me ocurre, pero al menos no hay nadie que me toque las narices. Sólo está Papá Falulo que lejos de incordiar se levanta con toda la ilusión del mundo, aunque el pobre se queda frito antes del primer cántico. Este año tengo muchas ganas de ver bailar a los Gigantes, que a Falula le encantan, sobre todo los africanos, que por cierto no son los negros sino los del turbante. Tiene de esos de goma que se pueden meter en la bañera, y los hace bailar y darse besos, qué cosas. Me pide videos y todo. A tamaño natural ya le gustaron el año pasado, que no tenía ni un año, a ver qué tal este que es más consciente del concepto "escala".




Y otra cosa para la que ya falta menos es para la mudanza. ¡Yupi! Hoy han empezado a trabajar en la encimera de la cocina, yo creo que la semana que viene ya podremos hacer limpieza y llevar los muebles...¡Qué ilusión!

La casa nueva

Qué ilusión hace estrenar casa. Las obras han sido como un embarazo. Igualito igualito aunque sin el dolor de espalda y los pies hinchados. Empezamos en Noviembre y, al principio, el embrioncito inmobiliario iba desarrollándose a pasos de gigante, cada día que lo veíamos nos parecía que iba a ser más grande, más listo y más guapo, y sobre todo más cercano. Esos primeros meses, los del "trabajo sucio", que fueron ráapidos y eficaces, dejaron paso a un segundo periodo lleno de alegrías y vitalidad: las ventanas, el parquet, ya parecía aquello un bebé-casita con cara y ojos. Pero cuanto más parece que la mudanza será yadeyá, más largo se hace. Tardaron años y eternidades en hacer los armarios, años y eternidades en poner los zócalos y terminar los baños...años y eternidades en traer la dichosa encimera de la cocina, que es chula a rabiar, pero caray, ha de ser igual de laboriosa, porque les ha costado fabricarla no sé ni el tiempo.


Y ahora ya está, pero no está. La gran noticia podría saltar cualquier día entre esta semana y la que viene, pero aún no sabemos qué día será. La inminencia del asunto hace que el tiempo se vuelva lento y pegajoso... Iba a decir que es como cuando tienes contracciones de esas que no son de parto pero que te parece que sí, pero mejor me busco otro símil, porque yo de contracciones no tengo ni idea, que no tuve ni una sola.

Ahora tengo que ultimar los detalles de mi canastilla doméstica: buscar una silla que nos falta, coordinar con los tipos del sofá qué día me lo traerán, y lo mismo con la cama (una cama maravillosa de Coco Mat que promete terminar con todos mis dolores de espalda), buscar la mesita de centro, ir a Ikea por los básicos... Comprar toallas y sábanas en Zara Home (soy adicta a Zara Home, qué le voy a hacer), y miles de puntos suspensivos que a Papá Falulo le llenarán de estrés e impaciencia. Lo presiento.


Ahora solo nos falta ponerle nombre a la criatura ¿"Villa Falula" os parece bien?

lunes, 30 de mayo de 2011

La dieta con flores es menos dieta (¿no?)

¡Madre mia, cuántos días sin escribir!

Papá Falulo por fin llegó, y para celebrarlo, el viernes por la mañana nos fuimos de turistas por Barcelona. Desayunamos en la Boquería, esos berberechos gorditos y sabrosos que hace Pinocho. Y croquetas, que son las únicas aquí en Barcelona que me gustan de verdad, porque las hacen con la bechamel suavecita. Y Mongetes de Santa Pau con chipirones. Y la cosa continuó con una paellita en Casa Delfín, y con un Pad Thai en el Forum, antes de ver a Pulp. Y bueno, si resumo en términos gastronómicos el fin de semana, la conclusión es que estamos a dieta. Solo los adultos, eso sí, que como la pongamos a dieta, a Falula se la lleva el viento. 


Total, que tenía pendiente hablar sobre el curso de decoración floral de Cookiteca. La verdad es que estuvo muy bien. Marie-Claire, de Ghali Flowers, es un encanto y sabe latín. Mucho latín. Y la tira sobre flores, que en su caso es casi lo mismo. Pienso poner en práctica muchos de los trabajos que hizo, y más, porque no sólo nos dio ideas que reproducir, sino ideas sobre tener ideas, lo cual es todavía mejor. Me encantaron los "kiwis rellenos" y la "manzana florida", porque son fáciles de hacer, rápidos, originales y muy efectistas. 






Luego hizo un par de centros más elaborados. Este de las fotos me pareció espectacular, pero no se si me veo capaz de reproducirlo (no obstante lo intentaré). Además de las flores que se ven a simple vista, la base está hecha con ramilletes de tomillo: una delicada manera de representar la fusión de la decoración con la gastronomía, me pareció. Lo veo en una mesa primaveral bajo un árbol, fresca y bohemia, con un puntito lujoso, por ejemplo con cubiertos dorados. Con platos y mantel blancos, copas ricas y labradas, servilleteros de color...



En un nanosegundo montó otro también muy chulo con botellas de Solan de Cabras que ya había hecho yo antes de conocerla, pero con botellines de cerveza "raras", por ejemplo una Jacobsen de Dinamarca, o una Sapporo de Japón. No somos muy cerveceros (somos más de Gin), pero de vez en cuando alguna cae, y los botellines me gustan, porque me recuerdan el momento concreto en el que nos bebimos, sedientos en el caluroso Kioto de julio, o en el gélido Copenhague en diciembre, su espumoso y agrio contenido. Ole. No tengo documento gráfico de mi centrito, pero ya le haré fotos que lo tengo en la terraza de casa con flores de SIA (de mentirijillas, pero muy bien conseguidas). Pongo foto del de Marie-Claire. Al lado del de las botellas hay otro, alto y sencillo, también bonito, pero no tan de mi estilo, que ella hizo en menos de cinco minutos y a que a mí me hubiera costado media vida.



Luego nos propuso montar un arreglo en una cestita. Hubo gente que hizo cosas espectaculares. Yo me amontoné un poco, pero creo que me quedó mono. Correcto al menos. Soy un poco desastre y no le hice fotos. Se lo regalé a la madre de Papá Falulo (no me sale nada llamarla suegra), y todavía lo tiene puesto en el aparador, pero ya está un poco mustio, no es plan de hacerle fotos ahora. La próxima vez no se me olvidará, lo prometo.

En su tienda-taller Marie-Claire organiza cursillos, algunos cortitos tipo este, y otros en los que profundiza más. Yo me lo voy a pensar, porque se me muere hasta la albahaca, y buena falta me haría. 






martes, 17 de mayo de 2011

Primeros pasos (a pesar de la otitis)

Mecachis. Me crecen los enanos (y no será por lo que come la enana oficial de esta casa).  Falulilla tiene otitis. "Pupa okeja", me dice entre lagrimones. En fin. La pediatra que la ha visto se ha quedado boquiabierta cuando le he dicho que era la primera vez en la vida que le daba un antibiótico después de todo el curso en la guarde. La verdad es que no me puedo quejar, y toco madera, porque esta niña casi no se pone malita. Y digo yo ¿tenía que estrenarse la semana en la que su padre anda por esos mundos de Dios (bueno, está en los de Dios solo de momento, porque mañana tiene planes de volar a los de Alá). Yo pensaba dedicar estos días de "soltería" matutina a preparar el primer evento de Falulando, que será en breve aunque aún no tengo confirmada la fecha. Con Falu en casa no sé qué voy a poder hacer. De momento hay una cosa que sí que no me voy a perder, y es mi curso de Decoración Floral para la mesa. Es un regalo de mi marido por el día de la madre, y me hace mucha ilusión porque creo que le voy a sacar mucho partido. Lo imparten en un espacio que se llama Cookiteca, mi marido y mi suegro ya han hecho allí alguna cosilla. Para mí es la primera vez, ya os contaré mañana qué tal.

Como no voy a poder hacer las pruebas de las "manualidades" que tengo pensadas para mi debut como organizadora de fiestas, os dejo un par de webs que tienen cosas chulísimas para decorar una merienda infantil: Una es Lovely Party, en la que tienen estos kits tan estupendos que incluyen platos, vasos, globos, velitas... hay mucha variedad de temas aparte de las imprescindibles princesas y los eternos piratas...

Kit para fiesta "En el bosque"

Kit para fiesta de Dinosaurios





Y Otra que está muy bien es The Pod Company que tiene toda la vajilla de unos de mis personajes favoritos (también a Falula le encantan), los Mr Men.






Qué más, qué mas...Kumplekids no está nada mal, echadle un vistazo a estos kits, tienen algunos elementos de melamina, lo cual está bien porque así luego los podéis aprovechar. Y también hay bastantes temas para elegir.


Fiesta de coches
fiesta de pajaritos


Y seguiría, pero voy a preparar la merienda. Podéis curiosear más en una de mis webs favoritas, Fiestas y cumples, que es de donde sale toda esta información.


P-D: Papá Falulo ya está en su primer destino. Un vuelo menos.

Besos!

lunes, 16 de mayo de 2011

Papá viajero.

Este fin de semana la familia Falula ha estado de "colonias". Hemos ido con la gente de la piscina a una casa rural. O a un hotel rural, no sé muy bien lo que era, porque no tenía las ventajas de uno ni del otro. La verdad es que lo hemos pasado muy bien, pero de fin de semana de relax, nastideplasti. Hemos vuelto todos reventados. Y no sé cuándo vamos a descansar...

Esta semana el papá de Falula ha de viajar, bueno, ésta y la que viene, que vuelve el viernes y se vuelve a ir el domingo. La que me viene encima, madre mía. Y es que lo llevo fatal, eso de tener un marido viajero. Lo primero y más evidente, por la cuestión logística: la hora de la cena y el momento desayuno sin él son un poco caos, y es que ya tenemos muy bien enganchada la rutina. Lo segundo, por mí, porque le echo mucho de menos. Porque después de un día agotador lo que me carga el 70% de las energías es el momento en que me meto en la cama y me hago una bolilla a su lado para ver una de esas series que me gustan. Porque el desayuno está más rico y da más energía cuando es con él...porque echo de menos los poquitos ratos que conseguimos rascarle al día para estar juntos. Y tercero porque me da pavor. Ya sé que es absolutamente irracional, pero me da miedo. Y es que los viajes de mi marido son el limón de mis heridas sin curar. Me vienen a la mente un montón de experiencias dolorosas que sé que no sería capaz de soportar una vez más. Y trato de poner en práctica todos los trucos para no pensar. Con Falu casi todo el rato estoy ocupada, ese es un buen truco, dicen los expertos. Pero una canción, un anuncio o una coincidencia cualquiera me desatan -o más bien atan- un nudo en la garganta que no me deja respirar. Literalmente. Lo paso fatal. Él no lo acaba de entender, supongo que es difícil, porque es una cosa como muy personal mía, y me imagino que se siente mal porque en el fondo él no elige viajar. O al menos eso creo. O quiero creer. Y lo peor es que no solo lo paso mal cuando se va, sino desde que sé que se va a ir. Y me enfado con él por pura impotencia, por el miedo al miedo, porque él se va alegremente, solo con la cosilla de echarnos de menos, y yo me quedo aquí, con todos mis fantasmas campando a sus anchas.

Foto by Alberto Kriskovich


Y por cierto que, cambiando un poco de tema pero no mucho, me impresiona lo perceptivos que son los niños. O al menos Falula lo es. Lleva unos días que está como enfadada con su padre, no quiere que la vista ni que le peine, cosa con la que normalmente disfrutan los dos un montón. Y es que debe detectar que algo pasa. Y la paga con su padre. Pobre (padre).



miércoles, 11 de mayo de 2011

La oreja de Falula

Falu lleva gafitas. Desde que cumplió un año. Las lleva bastante bien, le gustan. Debe ser que ve mejor que sin ellas. Ya se las pone sola y sabe cuando están del derecho y del revés. Las pide por la mañana y cuando tiene mimos y le molestan para apoyar la cabecilla sobre el hombro de "Mamío" o de "Papío", se las quita. Bafas, les llama. Le gustan bastante. A ella y a casi todos los niños de su alrededor que se empeñan en quitárselas. La profe de la guarde ya me ha comentado alguna vez que al principio se las tocaban y ella se enfadaba, pero se han debido acostumbrar y la dejan ya bastante en paz. Pero hay un niño de la piscina que a veces viene al mismo parque que nosotras que tiene fijación con las gafitas de Falula. Y para cogérselas le tira del pelo, le pellizca el moflete y le hace mil perrerías. El lunes sin ir más lejos le dejó tres marcas en la cara y una heridita justo en la unión de la oreja con la cara, ahí en el lobulillo, que me da que tiene que escocer lo suyo. Pobre chiquitica mía.

Yo no soy muy "mamma italiana", no soy de las que van a regañar a los niños de los demás por hacerle la puñeta a la mía, no soy de las que se pelea con niños de dos años por el turno de su hija en el tobogán, ni de las de "es que mi mamá no me deja dejar". En la medida de lo posible dejo que ella resuelva sus conflictos. Pero es que lo de este crío clama al cielo. No la deja vivir. La verdad es que al final, en lugar de pegarle un bocinazo al crío, o mejor a su madre, lo que procuro es que no se acerque a ella. Yo entiendo que la madre se sienta mal, que a la pobre la veo que se agobia, lo que no entiendo es que no haga nada al respecto, salvo preguntarme si "es necesario que la niña lleve las gafas puestas todo el rato". En fin.

Hoy, premio de Falu con gafitas.

martes, 10 de mayo de 2011

Cosas que nos hacen la vida más fácil

Este fin de semana la familia Falula ha estado de boda. Lo pasamos bomba. Los novios estaban guapísimos, y contentísimos; la madrina espectacular; Falula, preciosísima con un vestido hecho en Margarita Umbert con una tela de Liberty que compré en Londres hace la tira de tiempo; y su mamá con una piña en la cabeza que crecía cada vez que me miraba al espejo... Parece mentira lo poco que duran las bodas y lo largos y azarosos que son los preparativos. Una de las cosas que me ha traído de cabeza esta vez han sido los calcetines de Falu. Unos calcetines de color coral. Tela. En Barcelona no ha habido manera de encontrarlos, creo que he pasado por todas las mercerías y tiendas de ropa de niños que se me han ocurrido. Y nada, ni en Cóndor. Y oye, en Pamplona, llegar y besar el santo. Entré en la tienda -recomendada por mi muy sabia amiga Susana- ya como con miedo, esperando con las uñas afiladas que trataran de convencerme de que unos calcetines beige con puntillitas iban a ser la mejor opción, porque vaya ocurrencias, intentar encontrar unos calcetines color coral.

-Hola, ¿qué quieres?
-Unos calcetines de color coral.
-Vale, ¿de qué talla?
-¿...?

Ole, hay cosas que solo pueden pasar en Pamplona. Por cierto y al hilo de llegar y besar el Santo. La boda fue en la capilla de San Fermín. Que bonita, y qué emoción el momento en que les pusieron a los dos, ella de blanco impoluto, él con un chaqué perfecto, su pañuelo rojo. Precioso. 

Otro de los quebraderos de cabeza de estos días previos a la boda han sido mis "esos días". Sabía que iba a caer justo en el peor momento, al más puro estilo Murphy menstrual (aunque por unos breves momentos pensé que no caería, pero ese es otro tema). Y así fue. Y entonces me topé con un Women'secret (que por cierto, han cambiado la decoración y están chulísimos, aunque se parecen un poco demasiado a las tiendas Oysho, pero bueno). A lo que iba: tienen una línea para "esos días" que agradecí enormemente. De algodón gordito, reforzado en las zonas conflictivas, suavecito... Y pensé que me tenían para siempre, por hacerme la vida más fácil y confortable, por pensar en lo que necesitamos, por cuidar los detalles... Además me compré un conjunto que dicen que es anticelulítico, que no se si los efectos son ciertos o solo placebo, pero oye, que es un sujetador, el efecto placebo ya es bastante.

Ahora no tengo fotos, me he dejado la cámara en el coche. Pero luego las cuelgo. Quería poneros una de Falulilla, para que le veáis los calcetines, y otra de la capilla, que es tan tan bonita...

Tengo ganas de San Fermín

jueves, 5 de mayo de 2011

Wall stickers y más pistas

Hoy pistas y experimentos de bloguera primeriza. A ver si puedo poner los enlaces y las fotos que quiero poner.

Primero, lo prometido es deuda y cuelgo un par de sitios con "wall stickers", que no son otra cosa que pegatinas de pared, pero oye, en inglés queda como más moderno todo. Algunas de ellas son "removibles", palabreja que me espanta para decir que son de quita y pon y que no dejan pegotes en la pared. Buena cosa.

Las de Belle and Boo me encantan, me recuerdan a las ilustraciones de Mercè Llimona, que por cierto he recuperado hace poco para pintarle a Falula un mural en la casa nueva...


Chic Children también tiene bastantes que son chulas...Chic Children tiene montones de cosas chulas. Pajaread un poco por la web, ya veréis. De momento os dejo un par de fotos de las que me han gustado a mí así a simple vista. 



Y luego está Nordhjem que tiene de todo, aunque está solo en danés y si no es por el google translator no das ni una. Esta es una de mis tiendas favoritas, la descubrí gracias a otro blog que me encanta que se llama holamama.

Y me voy, que todavía me faltan millones de preparativos de la boda del sábado...


Besos!

miércoles, 4 de mayo de 2011

¡Prueba superada!

O eso parece.
A los impacientes como Lucía, les diré...o mejor: a la impaciente de Lucía le diré que esto es lo que estaba haciendo cuando me ha llamado: empezar. Por fin y de una vez por todas.

Pues aquí estoy. Poco a poco intentaré dar forma a algo que espero que se convierta en más que un hobby y un experimento. De momento es evidente que estoy en la fase de experimentación. Como me parece larguísimo explicar los términos del experimento en cuestión así a las bravas (y a Lucía le dará un mal si no le devuelvo la llamada en los 10 minutos prometidos), voy a empezar dando una pista...